De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves de esta época. Estadísticas de salud mundial del año 2019 evidenciaron que más de 38 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso u obesidad diagnosticada, cifra que se eleva a 340 millones de personas con edades entre los cinco y 19 años.
Los anterior se agrava si tomamos en cuenta que los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir con esa condición en la edad adulta, lo que los hace más propensos a padecer enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, en edades tempranas.
De acuerdo con Patricia Vial, Gerente de Nutrición, Salud y Bienestar de Nestlé Centroamérica, la buena noticia es que la obesidad y el sobrepeso, así como muchas de las enfermedades asociadas que estas pueden generar son prevenibles con cambios en el estilo de vida familiar.
“Los padres de familia somos los responsables de formar buenos hábitos de alimentación en los más pequeños. Prácticas sencillas como parte de la rutina familiar pueden contribuir de forma muy significativa en la salud actual y futura de nuestros hijos”, comentó Vial.
De acuerdo con esta experta, con más de 30 años de experiencia en nutrición y prácticas de estilo de vida saludable, además de los beneficios físicos, una buena alimentación contribuye a mejorar la concentración, el estado de alerta y la productividad de su hijo, así como a mantener un sistema inmune más fuerte y reducir el riesgo de contraer enfermedades por virus o bacterias.
En el marco de un nuevo ciclo escolar, Vial le brinda consejos para crear o reforzar buenos hábitos alimentarios sus hijos:
- Incentivar el consumo de agua en lugar de opciones como refrescos gaseosos o con azúcar añadida. El agua es la base de todas las funciones corporales, forma parte de la estructura que le da forma a las células del cuerpo, es esencial para todo el proceso digestivo, contribuye con el medio de transporte de nutrientes y sustancias en el cuerpo y regula la temperatura corporal.
Los padres juegan un rol clave para fomentar el hábito de tomar agua regularmente. Algunos consejos para lograrlo son: ofrecer agua cada vez que usted toma, dejar una botellita cerca de su área de estudio y juego y congelar trocitos de fruta y utilizarlos para darle algo de sabor y color al agua.
- Establecer un horario que incluya las tres comidas principales: desayuno, almuerzo y cena, así como dos meriendas adicionales. Esto permitirá que el niño no llegue con demasiada hambre y coma en exceso en los tiempos de comida. Es importante que éstos sean una pausa en la actividad del día y que no lo hagan mientras juegan, corren o ven la televisión.
- Mantener disponibles opciones de meriendas saludables como frutas frescas o deshidratadas, semillas, palitos de vegetales; entre otros. Las frutas y vegetales son ricos en vitaminas y minerales que aportan nutrientes que ayudan a fortalecer el sistema inmune de los niños. Idealmente, el consumo de frutas y vegetales debe ser de unas cinco porciones al día. No siempre es sencillo que los niños prefieran estas opciones de alimentos, es por eso que debemos ser creativos y ofrecerlas en presentaciones atractivas. Por ejemplo: las frutas en sorbetos o batidos hechos en casa, los vegetales cortados con formas divertidas o en preparaciones como tortas, salsas o pastas.
- Involucrar a los niños en la preparación de los alimentos. El mejor método para enseñar buenos hábitos a los pequeños es el ejemplo. Durante el fin de semana los padres pueden preparar con sus hijos el menú para cada día de la semana, elaborar la lista de compras para el supermercado y hasta involucrarlos en la preparación de los alimentos diariamente. Esto permitirá que los niños se identifiquen con los alimentos que va a consumir y estén más motivados a hacerlo.
- Buscar diariamente espacios para una mayor actividad física. Cuando los adultos hablamos de ejercicios, pensamos en correr o ir al gimnasio. En el caso de los niños hacer ejercicio significa jugar y estar activos físicamente. Actividades sencillas y divertidas como andar en bicicleta, pasear el perro o salir a patinar mantienen a los niños activos y van creando en ellos el buen hábito de moverse diariamente.
- Elegir productos fortificados y con nutrientes esenciales para su edad. Gracias al avance de la industria alimentaria hoy existen múltiples opciones de alimentos diseñados especialmente para cada etapa de crecimiento de los niños. Los padres pueden complementar una alimentación sana y balanceada a través de alimentos lácteos fortificados con nutrientes esenciales como el hierro y las vitaminas del complejo B que ayudan al desarrollo cognitivo, memoria, concentración y desempeño académico. Además del cinc, de los pre y probióticos, las vitaminas A y C ayudan a mantener las defensas naturales.
Por último, Vial es enfática en la importancia de poco a poco reducir de las meriendas escolares para los niños, los alimentos ricos en calorías y pobres en micronutrientes.
“Planificar las meriendas en casa siempre será la mejor opción. Los niños, por su corta edad, generalmente carecen de criterio para elegir lo que deben consumir. Por ello, debemos orientarlos en casa a través del ejemplo, para que posteriormente elijan alimentos saludables en la escuela o colegio”, añadió la experta.
info@revistamqe.com