La iluminación juega un papel muy importante en nuestra percepción del entorno y cómo nos relacionamos en él.
Por ello, desde el año 2017 la UNESCO definió el 16 de mayo como el Día Internacional de la Luz, con el propósito de crear una fecha anual en la que se pueda resaltar el papel que juega la iluminación en las personas, en los distintos ámbitos de la vida diaria.
La bombilla incandescente permitió utilizar la electricidad para generar luz por primera vez, después entró en escena la iluminación fluorescente, que si bien fue un avance tecnológico importante en comparación con la bombilla convencional, tiene un problema intrínseco: requiere de mercurio para su funcionamiento.
El mercurio es un elemento químico, cuya exposición o consumo puede generar daños a la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) este elemento está clasificado dentro del grupo de 10 productos químicos que plantean problemas de salud pública.
Frente a este reto de los fluorescentes, surge otra innovación que brinda mayor seguridad para la salud, ya que no emplea metales pesados y ofrece un ahorro significativo en consumo eléctrico y una vida útil más amplia: la tecnología LED.
La tecnología LED es la respuesta a una iluminación más especializada, amigable con el medio ambiente, y apenas produce poca emisión de calor.
Además, cuenta con una vida útil que se encuentra entre las 50.000 y 100.000 horas, brinda producción de luz nítida y brillante y representan un ahorro importante para la economía de hogares, empresas y los distintos tipos de industrias.
Esta tecnología está acaparando, prácticamente, todo lo que utilizamos a diario y ocurre por una simple razón: es mucho más eficiente que todos los sistemas lumínicos que teníamos antes y aporta beneficios a la salud.
Una inadecuada iluminación, por ejemplo, puede ser perjudicial para las personas, llegando a tener muchas consecuencias como fatiga, trastornos oculares, y dolores de cabeza, entre otros.
Estas son situaciones que afectan la salud, el estado de ánimo y la productividad; por lo que la función más relevante de la iluminación en los espacios es apoyar las tareas de quienes los habitan.
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