Viene la época del año donde el sol, el viento y otros factores se apoderan del ambiente, uno de los órganos que más sufre a raíz de esto son los ojos, por lo que debemos ponerle especial cuidado.
“El ojo humano en su parte anterior tiene una primera línea de defensa formada por los párpados y las pestañas, luego hay una película lagrimal que lubrica y ayuda en la limpieza de la superficie. Además, el globo ocular tiene una capa superficial transparente, la córnea, que sirve para enfocar, pero también para proteger otras partes más delicadas como el iris y la pupila”, explica la Optometrista Melissa Sierra.
Ojo al comprar lentes oscuros
Lo primero que debemos pensar es en los anteojos ideales para el verano, ya que no solo son un objeto para vernos bien, si no que deben de tener diversas características, como filtros de protección garantizados 100% UV.
“Existen 3 tipos de radiación: UVA, UVB y UVC, los cuales causan daños desde los parpados como cáncer palpebral (en la piel) y en la conjuntiva (parte blanca del ojo).
En casos más graves estos rayos afectan la retina, nuestra capa más interna del ojo con patologías como la degeneración macular relacionada con la edad provocando pérdida de visión central” agrega Sierra.
Los tratamientos en los anteojos que pueden idealmente estar graduados, como la tecnología fotosensible o fotocromática (Transitions), son una de las mejores alternativas para protección contra la radiación UV, ya que estos lentes inteligentes reaccionan a la exposición de esta radiación y regulan la cantidad de luz que debe estar presente en el proceso de nuestra visión.
Destaca también una novedosa alternativa en lentes, llamada MAX UV, que tienen protección extra contra radiaciones UVA, UVB y UVC, estos no se oscurecen ni aclaran, no cambian de color, por el contrario, son transparentes y siempre se verá claro pero ofreciendo protección máxima.
Cuidado con un accidente
Algunas de las lesiones más habituales que vemos se deben a un uso intensivo o inadecuado de los lentes de contacto, también por haber pasado el día en la playa sin gafas de sol, o por jugar con arena.
Recordemos que la arena es dura y además transporta microbios, si nos frotamos el ojo haremos el mismo efecto que una exfoliación, los granos van a arañar y dañar la superficie del ojo provocando una abrasión corneal.
Esto es muy frecuente en niños, pero no suelen ser graves, aunque ocasionan molestias en la mayoría de los casos se curan en pocos días.
No obstante, nunca está de más hacer una visita al oftalmólogo, sobre todo si las molestias persisten, ya que existe el riesgo de infección e incluso la posibilidad desarrollar una úlcera corneal.
Si usted, o algún familiar está en la playa y tiene una emergencia debe de: con las manos limpias examinar el ojo levantando con suavidad el párpado, la persona debe mirar en todas las direcciones para ver dónde está la arena, tanto arriba, abajo, izquierda y derecha, luego se debe inclinar la cabeza y lavar el ojo con agua limpia, lo ideal es usar la solución salina que se vende en farmacia, por último debe parpadear varias veces para ayudar a expulsar la arena.
Otra opción que se suele usar mucho son las gotas, contienen soluciones oftálmicas lubricantes, que básicamente alivian temporalmente el ardor y la irritación provocados por la sequedad ocular.
Los lubricantes e incluso rehumectantes oculares en solución oftálmica son en su mayoría de venta libre en farmacias y ópticas del país. Siempre lea las recomendaciones y efectos secundarios en los envases.
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