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Aunque los cigarrillos electrónicos que contienen nicotina son perjudiciales para la salud, millones de jóvenes los utilizan regularmente.
Por esta razón, es crucial concientizarlos sobre el riesgo de adicción y otras consecuencias adversas para la salud física y mental asociadas al vapeo.
Según la FDA, los adolescentes que se involucran en el vapeo pueden desarrollar adicción a la nicotina de manera aún más rápida que aquellos que fuman cigarrillos.
La FDA subraya además que no existen productos de tabaco seguros, lo que incluye tanto los cigarrillos electrónicos como otros sistemas de suministro de nicotina, conocidos como ENDS por sus siglas en inglés.
Las emisiones de los cigarrillos electrónicos generalmente contienen nicotina y otras sustancias tóxicas que son nocivas tanto para los usuarios como para los no usuarios expuestos a los aerosoles ajenos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha detectado que algunos productos de los que se afirma que carecen de nicotina (SESN) sí la contienen.
Además, estudios epidemiológicos de alta calidad demuestran coherentemente que el uso de cigarrillos electrónicos aumenta casi al triple el consumo del cigarrillo convencional, especialmente entre los jóvenes no fumadores.
Cuanto más joven es una persona cuando comienza a usar productos de tabaco, más probable es que se vuelva adicta a la nicotina debido a que sus cerebros aún se están desarrollando.
Un estudio publicado en JAMA Network Open encontró que los adolescentes que usan productos de vapeo que contienen nicotina tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos de ansiedad y depresión en comparación con quienes no usan estos productos.
Esto se debe a que la presencia de nicotina en el tabaco puede influir en los niveles de neurotransmisores en el cerebro, afectando así el estado de ánimo.
Álvaro Solano, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Fidélitas, destaca que a pesar de que muchos recurrieron al vapeo con la intención de dejar de fumar, no lograron su objetivo, principalmente debido a la presencia de nicotina altamente adictiva en muchos productos.
Este componente, además de tener repercusiones en la salud física, puede afectar la salud mental, contribuyendo a la ansiedad e irritabilidad debido a la dependencia química.
De hecho, el vapeo ha evolucionado hacia una nueva forma de adicción que no solo perjudica los pulmones, sino que también tiene un impacto negativo en la calidad de vida y bienestar general de las personas.
La prevalencia del vapeo entre los jóvenes ha aumentado significativamente en los últimos años, lo que ha llevado a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) a declarar una «epidemia» de uso de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes.
De acuerdo con un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el uso de cigarrillos electrónicos entre los estudiantes de secundaria aumentó en un 78% entre 2017 y 2018.
Además, un estudio de la Asociación Americana de Pediatría encontró que el 27,5% de los estudiantes de secundaria y el 10,5% de los estudiantes de décimo grado informaron haber usado cigarrillos electrónicos en el último mes.
La creciente popularidad del vapeo entre los jóvenes es preocupante, ya que los cigarrillos electrónicos contienen nicotina, una sustancia adictiva que puede afectar el desarrollo cerebral y aumentar el riesgo de tabaquismo en el futuro.
Además, algunos estudios sugieren que el uso de cigarrillos electrónicos puede estar relacionado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria y problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
Desafortunadamente, algunos padres contribuyen a esta epidemia al regalar cigarrillos electrónicos a sus hijos. Un estudio de la Universidad de Michigan encontró que el 26% de los estudiantes de secundaria que habían usado cigarrillos electrónicos en el último mes recibieron el dispositivo de un padre o tutor.
El uso de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes ha alcanzado proporciones epidémicas y ha llevado a la aparición de casos graves de enfermedades pulmonares y algunas muertes relacionadas con el vapeo.
Por lo tanto, es esencial que los adultos se informen adecuadamente y entablen conversaciones con los menores sobre los riesgos asociados al uso de cigarrillos electrónicos.
De acuerdo con las autoridades de salud a nivel internacional, el vapeo puede exponer a los consumidores a sustancias químicas tóxicas y partículas metálicas, como plomo, cromo o níquel, que tienen el potencial de causar daño pulmonar.
Trágicamente, algunas de las sustancias químicas presentes en el humo de los cigarrillos tradicionales, como el formaldehído, la acroleína o el acetaldehído, también se encuentran en los aerosoles liberados por algunos cigarrillos electrónicos.
La inhalación de estas sustancias químicas puede provocar daños irreversibles en los pulmones.La FDA también señala que los adolescentes que vapean más bien tienen más probabilidad de empezar a fumar.
Algunos estudios incluso sugieren que el vapeo podría estar relacionado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria.
Es tal el impacto que las personas experimentan dificultad para dejar de vapear, pues puede generar estrés y frustración, lo que puede afectar la salud mental de quienes intentan abandonar este hábito.
Es crucial resaltar que las conexiones entre el hábito de fumar, el vapeo y la salud mental son intrincadas y pueden variar según factores individuales.
Para aquellos que estén preocupados por su salud mental en relación con el tabaco o el vapeo, se recomienda buscar la orientación de un profesional de la salud mental.