La península de Osa se ubica en el Pacífico sur costarricense y sostiene el 2,5% de la biodiversidad total del mundo, por lo que es una ubicación fantástica para cualquier amante de la naturaleza y vida silvestre.
Por ello, este destino costarricense recibió a más de 20.000 visitantes que se alojaron en un Airbnb en la región de la Península de Osa, con un total de reservaciones de más de 45.000 noches en la zona.
«Con la llegada de turistas a la zona, también se ven beneficiados los habitantes de la comunidad. Si asumimos que cada turista gastó diario alrededor de 7.158 colones diarios, podemos decir que gracias a Airbnb la zona tuvo ingresos de alrededor del medio millón de dólares», explicó Carlos Olivos, Director de Comunicación de Airbnb para América Latina y el Caribe.
Cerca del 50% del gasto de su visita lo realizaron en las comunidades donde se hospedaron gracias a las recomendaciones de sus anfitriones.
Por ejemplo, el 82% de los anfitriones recomienda restaurantes y cafés cercanos, el 69% actividades culturales y museos, un 69% actividades culturales e incluso el 39% recomienda usar el transporte público.
Al día de hoy solamente existen 5.253 habitaciones en toda la Zona Sur del país, con sólo 39 hoteles de categorías entre 4 y 5 estrellas.
Ante esta limitación en la infraestructura hotelera, Airbnb se ha convertido en una opción para el turista que quiere visitar este lugar, al ofrecer opciones desde cuartos compartidos, cuartos privados y apartamentos y cabañas, que son un complemento a la oferta que existe hoy en día.
Estas visitas están contribuyendo a mejorar la calidad de vida de los ticos que ofrecen sus espacios a través de Airbnb, quienes se han convertido en emprendedores del turismo.
A través de una encuesta realizada por la empresa, confirmó que, a nivel nacional, el 71% de los usuarios decidieron compartir su espacio para obtener un ingreso extra, y el 51% afirmó que el dinero que obtiene lo ayuda a pagar y mantener su casa.
info@revistamqe.com