2020: el año para ver con claridad
Nuestra reflexión de año nuevo.

“Una persona con visión 20/20 puede ver lo que una persona normal ve en una cartilla de agudeza visual cuando está a una distancia de 20 pies”, explica el Dr. McKinney, oftalmólogo y especialista en glaucoma del Eye Health Northwest en la Ciudad de Oregon, Estados Unidos.
Según este mismo especialista, si no se tiene una visión 20/20, es necesario el uso de gafas o lentes de contacto para lograr ver de la mejor forma posible.
Mucho se ha venido comentando, sobre todo en redes sociales, de que éste será un año para tener la oportunidad de ver mejor las cosas, dada la combinación de números: 2020.
Ciertamente al iniciar un nuevo calendario es importante establecer metas a cumplir para los próximos 365 días. Hay quienes para los que podría resultar más sencillo, mientras que para otros, por una u otra circunstancia, de pronto sería más complicado.
De cualquier manera, aunque creamos ver las cosas con claridad, siempre se necesita algún apoyo, simplemente porque nadie es perfecto. Aquel que tiene una visión «perfecta», podría llegar a necesitar anteojos en algún momento; y quién ya necesita usarlos está convencido de esta probabilidad, porque ya pasó por eso.
Podríamos entender esto como una analogía de la vida misma. En ocasiones creemos que porque «lo tenemos todo» no nos hace falta nada, y creemos que nunca vamos a necesitar el apoyo ni de Dios ni de nuestro prójimo. Entonces, al presentarse alguna situación difícil en nuestras vidas, nos damos cuenta de que en ese momento podríamos necesitar ayuda.
Es ahí cuando somos testigos de la misericordia de Dios y vemos como Él nos da su brazo para no caer, y nos coloca ángeles en el camino quienes nos ayudan a seguir adelante.
Un buen propósito para este año podría ser, sí, ver las cosas desde otra perspectiva, haciendo un examen de conciencia sobre lo que podríamos estar haciendo mal y quitando de nuestros ojos la venda que no nos permite ver con claridad el modo como estamos actuando.
Y no solo es importante ver bien, sino también escuchar bien, ya que muchas veces los malos entendidos surgen por no afinar nuestro oído a lo que las otras personas tienen que decir, sino que nos «cerramos» creyendo tener la verdad absoluta y nos privamos de interiorizar mensajes y palabras que podrían esclarecer nuestra nublada visión.
En general, todos los sentidos del cuerpo son importantes, funcionan como un sistema uno dependiendo del otro; y así somos los seres humanos en comunidad. No estamos solos, siempre de una forma u otra vamos a necesitar del soporte de otras personas en una u otra circunstancia. Por eso, debemos ser humildes, aceptar nuestros errores y procurar ser mejores personas día a día.
Si ves bien y no necesitas de lentes para ver mejor, ¡que bueno!, pero recuerda que quizás en algún momento podrías llegar a necesitarlos.
Lucha por lo que anhelas, pero deja que también los demás lo hagan. No trates de pasar por encima de otros para alcanzar tus metas; todos tenemos una carrilera exclusiva para correr esta maratón llamada Vida, no necesitamos invadir el espacio de otras personas para completar nuestros objetivos.
Pero si ves a otros necesitando ayuda, detente por un momento y bríndale el apoyo que requiere, aunque eso signifique una pausa en tu camino. Dios se encargará de recompensarte ese tiempo que dedicaste a ayudar a tu prójimo.
Se paciente, ya que esa es una virtud; defiende siempre tus principios, pero no te niegues a escuchar lo que los demás tienen que decir. Al final del día, haciendo un balance entre lo que creías saber y lo que escuchaste de otros, te sorprenderán los resultados y sabrás que todos los días aprendemos algo nuevo, así seas un niño o tengas mayor edad.
En este año que recién comienza, tómate el tiempo de observar detenidamente lo que te rodea, cada detalle; algo que muchas veces no hacemos pero que vale la pena. Si te das cuenta, tienes más de lo que piensas si analizas bien tu entorno. Muchas veces no valoramos cuanto tenemos porque vemos la vida de reojo, pero si lo hacemos meticulosamente, lo que podamos ver será motivo de asombro.
Que este 2020 sea un año para ver mejor, para escuchar mejor, para hablar mejor, en fin, para vivir mejor, pidiendo a Dios ese don maravilloso que tiene a disposición de nosotros en cada momento de nuestra existencia: la SABIDURÍA, y que muchas veces por los trajines de la cotidianidad no nos detenemos a aprovecharlo.
A sabiendas de nuestros errores humanos, sepamos procurar la excelencia en cada cosa que hacemos, ya que obras son amores y ese es el bien más preciado que podemos legar a quienes nos sucedan.
Mis mejores deseos de salud, paz, prosperidad y bendiciones en todas las áreas de tu vida.
andrei.siles@revistamqe.com